domingo, 12 de junio de 2011

Una estrella no fugaz

Pasó una estrella, o en realidad, no pasó. No era fugaz. Pasaban las horas, los días, los meses... pero la estrella seguía en el cielo, con la misma intensidad que el primer día en que parecía que no duraría, que ni tan siquiera daría tiempo a pedirle un deseo. El deseo lo albergaba ella misma, llevaba un mensaje profundo y lo transmitía con la fuerza de un huracán. Hoy aún sigo mirando, y la estrella sigue brillando, quizás con más fuerza que el primer día en que la descubrí. Quizás si o quizás no, porque la estrella no me ha dejado pensar, no me ha dado tiempo para el raciocinio o las elucubraciones, simplemente me ha hecho creer profundamente en que cada día que la buscara permanecería en el mismo sitio. El futuro de la estrella ahora se hace presente, lo que parecía que iba a ser tan solo un precioso destello fugaz de luz en el cielo ahora se ha convertido en un permanente rayo de luz, un rayo simplemente, pero un rayo muy especial que ha convertido a esa estrella en duradera. Estrella que solo se apaga si durante un instante dejas de observarla, mimarla y rogar porque siga iluminando. Una estrella que permanece infinitamente si se tiene fe en encontrarla a diario.

Solo quiero ver cada dia esa estrella, como desde hace algun tiempo, las demás sobran en el mapa celeste si la encuentro a ella

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