martes, 11 de agosto de 2009

La soledad del escritor


Una vez más me siento ante mi ordenador sin otro consuelo que el de desembocar mis tristes pensamientos sobre las teclas. No se siquiera si alguien lo leerá, si alguien siente o piensa lo mismo que yo, si estoy dejando caer mis dedos sobre el teclado únicamente para saciar mi ansia de mostrar al mundo un poquito de mí. Quizá el mundo lo ignore, es lo más probable.

Lo cierto es que llevo tanto dentro que mis reflexiones se entrelazan y mis manos no hacen más que titubear. Como una lluvia de estrellas van tecleando frases inconexas, se abarrotan al tener tanto que decir y al mismo tiempo tan poco que escribir. Quizá sea que hay cosas que uno no quiere escribir, probablemente sea que no hay palabras para describir.

Es la soledad del escritor, del que usa las palabras como medio de expresión, del que cada día; cada semana; cada mes se sienta solo ante cualquier cosa que le sirva para impregnar de palabras y reflexiones a quien lo quiera leer.

Hay quienes tenemos la suerte de conocerlo y disfrutarlo.

Lo cierto es que es descaradamente hermoso...