jueves, 13 de noviembre de 2008

Soledad

Cuando una persona se siente sola se vienen a la cabeza muchas cuestiones. Pero la que más se cuela en nuestros pensamientos es la de la amistad. Una persona que se siente sola valora mucho más a los de su alrededor, y piensa que quizá hay algunas personas a las que no le ha prestado toda la atención necesarias. Muchos pensaran que esto es aburrimiento, pocas cosas que hacer o muchas ganas de comerse la cabeza (puede ser). Lo que yo tengo claro es que esto es un gran alivio y una descarga, ya que a falta de decirle a todas esas personas lo mucho que las aprecias y lo mucho que te gustaría en este momento verlas y estar con ellas te descargas en un entorno absolutamente artificial y volatil, como es internet. Será muy trivial, pero consuela.

La ciudad puede llegar a ser un lugar maravilloso, pero también un lugar frío y muy depresivo. Las relaciones personales se ven marcadas por el estrés que supone la vida en una gran ciudad. Tráfico, atascos, ruidos, prisas... Pero cuando uno termina su jornada de trabajo o estudios y puede respirar por fin un poco de tranquilidad resulta que se encuentra tan cansado que no tiene ganas de relacionarse ni de conversar con nadie, lo que hace que la vida finalmente se convierta en una rutina tan aburrida y monótona que acaba deprimiendo sin que nos demos cuenta. Ahí es cuando uno se acuerda de la gente a la que no a atendido debidamente como consecuencia de su asquerosa vida, rutinaria y aburrida.

Puede que todo esto lo escriba por que ahora mismo me gustaría tener a mi lado a alguna de esas personas y decirle lo mucho que me importa, disfrutar de un rato de conversación en su compañía y saber que puedo aún está ahí.


Va por ese café que te debo y que tengo infinitas ganas de tomar contigo...


lunes, 4 de agosto de 2008

Reflexiones sobre el final

Imperceptible ola de silencio penetra en lo más profundo del ser. Mientras, el abismo se mece en el interior, de la mano de la soledad. Como si fuera un rayo, un escalofrío estalla dejando tras él una apatía que inunda las mejillas de ilusiones rotas y promesas vacías. La realidad hace acto de presencia y, casi imperceptible, te devuelve a tiempos en los que como un pájaro perdido volabas sin rumbo, aunque quizá en ese camino de vuelta viaje en la maleta la razón que la naturaleza se había dejado por el camino, y cuya ausencia estaba haciendo justicia con el paso del tiempo. Recuerdos de un tiempo mejor acuden a la memoria y comienzan a presentarse ante el tribunal del deseo. Recuerdos que no cesan en su asalto a la paz interior, que parece que había durado una eternidad, aunque tan sólo había conseguido apaciguar durante tres segundos la llama que poco a poco se vuelve a avivar y que consigue calcinar cualquier esperanza de regreso al destino que un día decidiste escoger, creyendo que durante el camino la luna se escondería para permitir que el sol alumbrara perennemente el rumbo a seguir. La atormentada memoria obliga a recordar cosas que quizá deberían haberse desvanecido entre otras tantas, algunas que probablemente daríamos cualquier cosa por poder revivir tan solo un instante, pero que quedaron perdidas en cualquier rincón del pasado. Al igual que una hoja seca se precipita contra el suelo caen a nuestra mente imborrables momentos que puede seamos afortunados de tener almacenados, aunque a veces tan solo sean una punzante lanza que se clava en el alma. Simplemente un parpadeo basta para saber que la vida pasa, la mayoría de la veces más rápida de lo que nos gustaría, y que en en ese parpadeo se puede haber perdido una vida, una ilusión, un deseo, una esperanza… La vida nos obliga a decidir, poniendo al tiempo como límite de nuestro futuro, que acabará siendo el mismo para todos. Ese será el único momento en el que dejaremos de recordar para siempre y el único momento en el que comenzará nuestro descanso eterno y dejaremos de sufrir. Será el momento en el que el sol deje de alumbrar para dar paso a la luna.

Todo lo que empieza acaba.

martes, 17 de junio de 2008

Una invitación al vuelo

Una invitación al vuelo - Fragmento sacado del libro "Patas Arriba: La Escuela del Mundo al Revés", de Eduardo Galeano. Si algunos hubieran leido esto desde pequeñitos quizá no dirían y harían algunas barbaridades de las que toda la humanidad se arrepiente y se arrepentirá, aunque ya se sabe que hay mentes que no tienen remedio.

Milenio va, milenio viene, la ocasión es propicia para que los oradores de inflamada verba peroren sobre el destino de la humanidad, y para que los voceros de la ira de Dios anuncien el fin del mundo y la reventazón general, mientras el tiempo continúa, calladito la boca, su caminata a lo largo de la eternidad y del misterio.
La verdad sea dicha, no hay quien resista: en una fecha así, por arbitraria que sea, cualquiera siente la tentación de preguntarse cómo será el tiempo que será. Y vaya uno a saber cómo será. Tenemos una única certeza: en el siglo veintiuno, si todavía estamos aquí, todos nosotros seremos gente del siglo pasado y, peor todavía, seremos gente del pasado milenio.
Aunque no podemos adivinar el tiempo que será, sí que tenemos, al menos, el derecho de imaginar el que queremos que sea. En 1948 y en 1976, las Naciones Unidas proclamaron extensas listas de derechos humanos; pero la inmensa mayoría de la humanidad no tiene más que el derecho de ver, oír y callar. ¿Qué tal si empezamos a ejercer el jamás proclamado derecho de soñar? ¿Qué tal si deliramos, por un ratito? Vamos a clavar los ojos más allá de la infamia, para adivinar otro mundo posible:
el aire estará limpio de todo veneno que no venga de los miedos humanos y de las humanas pasiones;
en las calles, los automóviles serán aplastados por los perros;
la gente no será manejada por el automóvil, ni será programada por la computadora, ni será comprada por el supermercado, ni será mirada por el televisor;
el televisor dejará de ser el miembro más importante de la familia, y será tratado como la plancha o el lavarropas;
la gente trabajará para vivir, en lugar de vivir para trabajar;
se incorporará a los códigos penales el delito de estupidez, que cometen quienes viven por tener o por ganar, en vez de vivir por vivir nomás, como canta el pájaro sin saber que canta y como juega el niño sin saber que juega;
en ningún país irán presos los muchachos que se nieguen a cumplir el servicio militar, sino los que quieran cumplirlo;
los economistas no llamarán nivel de vida al nivel de consumo, ni llamarán calidad de vida a la cantidad de cosas;
los cocineros no creerán que a las langostas les encanta que las hiervan vivas;
los historiadores no creerán que a los países les encanta ser invadidos;
los políticos no creerán que a los pobres les encanta comer promesas;
la solemnidad se dejará de creer que es una virtud, y nadie tomará en serio a nadie que no sea capaz de tomarse el pelo;
la muerte y el dinero perderán sus mágicos poderes, y ni por defunción ni por fortuna se convertirá el canalla en virtuoso caballero;
nadie será considerado héroe ni tonto por hacer lo que cree justo en lugar de hacer lo que más le conviene;
el mundo ya no estará en guerra contra los pobres, sino contra la pobreza, y la industria militar no tendrá más remedio que declararse en quiebra;
la comida no será una mercancía, ni la comunicación un negocio, porque la comida y la comunicación son derechos humanos;
nadie morirá de hambre, porque nadie morirá de indigestión;
los niños de la calle no serán tratados como si fueran basura, porque no habrá niños de la calle;
los niños ricos no serán tratados como si fueran dinero, porque no habrá niños ricos;
la educación no será el privilegio de quienes puedan pagarla;
la policía no será la maldición de quienes no puedan comprarla;
la justicia y la libertad, hermanas siamesas condenadas a vivir separadas, volverán a juntarse, bien pegaditas, espalda contra espalda;
una mujer, negra, será presidenta de Brasil y otra mujer, negra, será presidenta de los Estados Unidos de América; una mujer india gobernará Guatemala y otra, Perú;
en Argentina, las locas de Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria;
la Santa Madre Iglesia corregirá las erratas de las tablas de Moisés, y el sexto mandamiento ordenará festejar el cuerpo;
la Iglesia también dictará otro mandamiento, que se le había olvidado a Dios: «Amarás a la naturaleza, de la que formas parte»;
serán reforestados los desiertos del mundo y los desiertos del alma;
los desesperados serán esperados y los perdidos serán encontrados, porque ellos son los que se desesperaron de tanto esperar y los que se perdieron de tanto buscar;
seremos compatriotas y contemporáneos de todos los que tengan voluntad de justicia y voluntad de belleza, hayan nacido donde hayan nacido y hayan vivido cuando hayan vivido, sin que importen ni un poquito las fronteras del mapa o del tiempo;
la perfección seguirá siendo el aburrido privilegio de los dioses; pero en este mundo chambón y jodido, cada noche será vivida como si fuera la última y cada día como si fuera el primero.

lunes, 9 de junio de 2008

La situación musical en España

Como se puede comprobar en las listas de ventas en nuestro país no es que vayamos sobrados de cultura musical. También es cierto que el efecto e-mule causa furor entre la música independiente y que los discos que se venden suelen ser para que el archiconocido triunfito los firme en las puertas de los grandes centros comerciales a los que le hacen la campaña de publicidad.

Tenemos grandes artistas en España. Bandas como Madee, Second, Niños Mutantes, Sexy Sadie u Hora Zulú que cosechan éxitos internacionales pero que en España solo venden unos cientos de discos y encuentran muchos problemas para encontrar una discográfica que los apoye y los promocione. Encontramos un ejemplo claro en los murcianos Second, banda ganadora de los GBOB mundiales. Mientras que en España no encontraban apoyos para grabar su disco, en el Reino Unido se coronaban como banda revelación europea. Después de todo aún tuvieron que grabar su disco “Invisible” sin el apoyo de nadie y finalmente tuvo que ser una multi inglesa la que lo editara y distribuyera. Como ellos podemos encontrar muchos ejemplos que nos ilustran el momento musical por el que pasa nuestro país.

Solo tenemos que echar un vistazo a las listas inglesas. Arctic Monkeys, Bloc Party, Norah Jones, Keane… ocupan los puestos más altos de éstas sin embargo aquí lo más vendido es David Bisbal, El Canto del Loco, Alex Ubago y demás ídolos artificiales creados por las grandes empresas del mundillo y con el respaldo de organizaciones como la SGAE (esos defensores de la cultura que nos cobran hasta por grabar las fotos de nuestro último viaje en un cd). Productos de consumo que se dedican a llenar grandes estadios cantando música enlatada compuesta por maniquíes de la industria musical española. Gente que es capaz de venderse hasta puntos insospechados por tener unas cuentas corrientes muy sustanciosas, fama, dinero y lujo; y que cuando su imagen empeora, se hacen mayores y ya no sirven como producto para jovencitas son dejados en el olvido.

Claro que tampoco podemos pedir mucho más de un país en el que cada vez son menos las horas de música impartidas en las escuelas, se apoya desde la televisión pública a programas como Operación Triunfo y se reduce cada vez más la emisión de programas de cultura independiente como pueden ser Los Conciertos de Radio 3 (esa gran emisora que se intentan quitar de en medio una y otra vez).

Gracias a festivales de cultura independiente como el FIB Heineken, Primavera Sound o Viña Rock aún podemos disfrutar un poco de la música y el buen hacer de tantos y tantos artistas que se ven condenados a permanecer en un segundo plano y que no se les permite llegar al gran público.

En cuanto a compromiso político por parte de los artistas tampoco es que nos podamos sentir demasiado orgullosos. Lo pudimos comprobar en las manifestaciones contra la guerra de Irak. Mientras que en EE.UU. o Inglaterra los artistas tan reconocidos como System of a Down, Rage Against the Machine, REM o Bruce Springteen se volcaban en contra de esta guerra aquí pudimos ver escaso apoyo al movimiento anti-guerra. Unos pocos artistas más o menos reconocidos como es el caso de Celtas Cortos, La Cabra Mecánica o Amaral son los que tuvieron valor a expresarse públicamente en contra y a ofrecer actuaciones gratuitas para manifestar su rechazo ante la guerra aún sabiendo que podían perder muchos fans y apoyos dentro de la industria. Luego hay otros que por lo bajo y en medios de difusión minoritarios se declaraban en contra de la guerra, y sin armar mucho ruido. Lo mismo pudimos ver en la campaña para las elecciones estadounidenses. Grandes artistas unidos con el objetivo de llevar sus ideas a cabo y cambiar las cosas, sin importarle que pudieran vender un puñado de discos menos o su público disminuyera. Gente comprometida. Sin embargo al cruzar el atlántico las cosas cambian. Aquí podemos ver como unos se pelean por quién tiene más éxito con los adolescentes y otros convierten a las misiones humanitarias en campañas personales de publicidad.

Nosotros podemos tener “LA CONCIENCIA TRANQUILA” porque por más que intentemos que todo cambie siempre será la Super Pop la revista más vendida y los 40 Principales la emisora más escuchada. Ya se encargarán algunos de que esto siga siendo así.


Artículo publicado en el magazine alternativo "La conciencia tranquila", en 2007