jueves, 13 de noviembre de 2008

Soledad

Cuando una persona se siente sola se vienen a la cabeza muchas cuestiones. Pero la que más se cuela en nuestros pensamientos es la de la amistad. Una persona que se siente sola valora mucho más a los de su alrededor, y piensa que quizá hay algunas personas a las que no le ha prestado toda la atención necesarias. Muchos pensaran que esto es aburrimiento, pocas cosas que hacer o muchas ganas de comerse la cabeza (puede ser). Lo que yo tengo claro es que esto es un gran alivio y una descarga, ya que a falta de decirle a todas esas personas lo mucho que las aprecias y lo mucho que te gustaría en este momento verlas y estar con ellas te descargas en un entorno absolutamente artificial y volatil, como es internet. Será muy trivial, pero consuela.

La ciudad puede llegar a ser un lugar maravilloso, pero también un lugar frío y muy depresivo. Las relaciones personales se ven marcadas por el estrés que supone la vida en una gran ciudad. Tráfico, atascos, ruidos, prisas... Pero cuando uno termina su jornada de trabajo o estudios y puede respirar por fin un poco de tranquilidad resulta que se encuentra tan cansado que no tiene ganas de relacionarse ni de conversar con nadie, lo que hace que la vida finalmente se convierta en una rutina tan aburrida y monótona que acaba deprimiendo sin que nos demos cuenta. Ahí es cuando uno se acuerda de la gente a la que no a atendido debidamente como consecuencia de su asquerosa vida, rutinaria y aburrida.

Puede que todo esto lo escriba por que ahora mismo me gustaría tener a mi lado a alguna de esas personas y decirle lo mucho que me importa, disfrutar de un rato de conversación en su compañía y saber que puedo aún está ahí.


Va por ese café que te debo y que tengo infinitas ganas de tomar contigo...